A raíz del enfriamiento paulatino del agua producido por la llegada del otoño, las lobinas comienzan a migrar de regreso a las áreas bajas en busca de comida. Gracias a la posición más baja del sol en el horizonte, los rayos del sol tienen menor penetración en el agua lo que permite a los animales permanecer más tiempo en los bajos. A medida que nos vamos adentrando en el otoño la capa de agua de la superficie se va enfriando hasta alcanzar la misma temperatura de la capa del fondo, lo que da inicio a lo que se conoce como “la vuelta de otoño”.
La vuelta de otoño produce que la capa o banda de agua de la superficie –al enfriarse y tener ahora más densidad que las aguas profundas– intercambie lugares con la capa del fondo. Esto saca a relucir a la superficie sedimentos, y materia orgánica que se encontraban en proceso de descomposición en el fondo lo cual enturbia el agua considerablemente. En la mayoría de lo lagos, la vuelta de otoño dura aproximadamente dos semanas, período en el cual se dificulta bastante la pesca. Durante este período, prácticamente toda la columna de agua está a la misma temperatura lo que provoca que la lobina pueda ubicarse en cualquier parte de ella, lo cual complica un poco encontrarlas.
Es importante mencionar lo obvio: que las lobinas desconocen el calendario de los humanos por lo tanto cuando hablamos de temporadas en relación al Patrón General de Temporada, debemos tomar tales definiciones con un grano de sal. Es decir, aunque nuestro calendario marque ya otoño no significa que los animales estarán en ese patrón de forma automática. Es nuestra tarea descifrar qué andan haciendo las lobinas tomando en cuenta varios factores: La temporada del año en que estamos, la temperatura y claridad del agua, además de las variaciones de clima recientes y las condiciones que prevalecen en nuestro día de pesca.
De forma general, en la época de otoño las lobinas comienzan a alimentarse vorazmente en preparación para la temporada de invierno que es cuando las fuentes de alimento se tornan más escasas. Sin embargo, existen ciertos factores que pudieran complicar la pesca como por ejemplo la llegada de frentes fríos tempranos los cuales pudieran desacelerar el metabolismo de los animales causando que se alimenten con menos frecuencia. El medio ambiente de las lobinas está cambiado y esos cambios producen a su vez ajustes en la actitud y disposición de los animales, lo cual hace de ésta una época interesante.
Un punto importante que amerita volverlo a recalcar es que las lobinas buscan alimentarse de “baitfish” o forraje por lo tanto son éstos pececillos los que nos pudieran ayudar a ubicar a la lobina. Como dicen por ahí “encuentra el baitfish y encontrarás las lobinas”. Haz lo posible por identificar el tamaño, forma y color promedio de los pececillos que forman parte de la cadena alimenticia de las lobinas e intenta utilizar señuelos que se asemejen a ellos lo más posible.
Los cambios mencionados anteriormente pueden poner a prueba nuestras capacidades como pescador por lo que es imprescindible tratar de ser lo más versátil posible, haciendo uso de gran variedad de señuelos, cadencias y técnicas, y pescando a distintas profundidades de ser necesario. El otoño es una etapa de transición y las mismas lobinas se encuentran transicionando, lo cual las puede volver impredecibles y un tanto difíciles de ubicar.
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