Desde hace algún tiempo, esto de la pesca de lobinas se me ha vuelto prácticamente una obsesión. Me he dado cuenta que este deporte me apasiona de verdad ya que me puedo pasar horas hablando del tema, leyendo al respecto, viendo videos y ni se diga pescando. Aquellos que están en la misma situación que yo — y mira que conozco algunos– saben exactamente de lo que estoy hablando. Hace unos días comencé a leer un libro que se llama “Trophy Bass Fishing” (Pesca de Lobinas Trofeo) escrito por James Orr mejor conocido entre sus amigos como “Mr. Bass” (El señor Lobina). Pues resulta que el Sr. Lobina clasifica el proceso de evolución de los pescadores en tres etapas o categorías: Aprendiz, Jornalero y Maestro Artesano. La etapa de Aprendiz se caracteriza por un interés por la pesca y por su práctica ocasional pero donde tanto las habilidades como el conocimiento del interesado son un tanto limitadas. Según Mr. Bass, muchos pescadores se quedan atascados en esta etapa debido a que no tienen a alguien que les enseñe, o no tienen acceso a recursos para aprender por sí solos y tampoco tienen mucho tiempo disponible para pasarlo en el agua.
Cuando un pescador ya se vale por si mismo y ha adquirido suficientes conocimientos para pescar pos sí solo, ya puede ser considerado Jornalero. En esta etapa, el pescador ya está familiarizado con el funcionamiento y características de las diferentes cañas y carretes, líneas, señuelos y demás aditamentos. El pescador quizás pertenezca a algún club y probablemente haya participado en varios torneos. Generalmente, los pescadores considerados jornaleros son muy hábiles en ciertas técnicas de pesca, pero todavía hay varias que no dominan en su totalidad. Además, existen varios conceptos que los jornaleros desconocen tales como el Patrón General de Temporada, la pesca orilla adentro (offshore fishing), la pesca nocturna y el calendario solunar, entre otros. Ya que tienen el lujo y capacidad de pasar más tiempo en el agua que los Aprendices, los Jornaleros probablemente ya hayan capturado una o algunas golonas, aunque no de forma intencional y premeditada.
Llegar a ser Maestro Artesano es un nivel que no muchos pescadores alcanzan. Esta categoría requiere de una combinación de tiempo en el agua, experiencia en varios lagos, condiciones de pesca y tipos de agua, así como el intercambio de experiencias y conocimientos con otros pescadores de alto calibre, pero sobre todo pensar de forma crítica. Un Maestro Artesano, dice el señor Orr, domina varias técnicas de pesca, tiene la capacidad de adaptarse a diferentes condiciones de pesca, hace movimientos calculados y captura animales grandes de forma intencional y consistente.
Wow! Que conceptos no? Sin duda alguna, yo me auto clasifico como Jornalero pero con todo el deseo e intención de avanzar lo más que se pueda en la progresión hacia –algún día- ser Maestro Artesano. Si bien es cierto que he alcanzado cierta independencia en el agua y he dedicado suficiente tiempo a la práctica de este deporte extraordinario, mi auto critica me indica que todavía me falta mucho por hacer y lograr. Es por eso que voy a empezar una serie de registros en éste medio electrónico para documentar mis avances y/o retrocesos en mi evolución como pescador. Mi propósito es llevar una bitácora de mis viajes de pesca, las formulaciones de estrategia previas a entrar al agua, los ajustes que hice basado en las condiciones reales que encontré ya al pescar, así como cualquier otro dato que me sirva para analizar mis salidas, identificar errores y aciertos y así mejorar como pescador.
En el último torneo que se celebró en un lago relativamente cercano al área donde vivo, hubo 23 lanchas y 45 pescadores (una llevaba un solo pescador). La bolsa ganadora fué de 5.5 libras mientras que el promedio por bolsa se ubicó en las 3.12 libras. El límite por bolsa fueron tres peces y la talla mínima trece pulgadas. Si usamos esos números como indicadores de la talla de lobinas que se dan en los lagos que yo frecuento, estaríamos diciendo que un animal de dos libras o más cae por arriba del promedio. Por lo tanto, mi meta inicial será enfocarme en capturar un animal de esa talla: Dos libras de peso y como mínimo trece pulgadas.
Quizás tú vivas en algún lugar donde los represos de tu localidad produzcan animales de mucha más consideración que los míos por lo que probablemente mi meta te parezca insignificante. Sin embargo, el punto aquí no son precisamente los números como tal si no el proceso en sí. Es decir, la meta será utilizar todos los conocimientos aprendidos para capturar animales cuya talla esté arriba del promedio del área pero haciéndolo de forma premeditada y específica. Hay que tener en cuenta que una cosa es castear de forma aleatoria y conformarse con lo que sea que muerda el señuelo, y otra muy distinta es desarrollar y ejecutar una estrategia específicamente diseñada para capturar animales por arriba del promedio.
Por último, no estoy diciendo que el proceso será fácil. Lo que digo es que el ir a la deriva sin tener metas en que enfocarse, definitivamente no ayuda a desarrollarnos al máximo como pescadores. Por eso, mi objetivo será aprender a pescar de forma premeditada y orientada a metas específicas, lo cual tengo la esperanza me ayude a convertirme en un mejor pescador.
Tu eres Aprendiz, Jornalero o Maestro Artesano?
Estate pendiente de esta serie de publicaciones que documentarán mis pensamientos, experiencias, tropiezos y aciertos en la búsqueda de mi objetivo inicial: Una lobina de DOS LIBRAS.